A Gina, Vilma, Ivonne y todas las madres que son perfectas como son. Es lunes y el despertador suena a las cinco y treinta a eme. Y de nuevo a las y cuarenta y cinco. También a las seis. Cada una de las veces lo odia un poco más. Leticia ha intentado con todos los …
Los maestros de Aguaclara
En tres ocasiones el conductor del bus amenazó con dejarnos en algún lugar del camino. En tres ocasiones tuvimos que subir la tarifa hasta que a la cuarta uno de los pasajeros le dijo «¿usted nos cree güevones? ¡ni un peso más!» y no volvió a quejarse del camino de piedra, los huecos llenos de …
Gotas de averesá
Había una vez una niña muy bonita. Esa era yo, porque aunque mi nombre sigue siendo Mariana, ya no soy una niña. La mayoría de las mujeres que conozco pasaron de la inocencia al desencanto gradualmente, a cuentagotas, sin saber cuál fue el día exacto en que los hombre dejaron de parecerles unos animales raros …
Vidas solitarias
Jota recortó el aviso del periódico: «Persona solitaria, desolada, busca persona. No se interese por su género o el mío, lea y lea entre líneas. Incoherente. Se deje seducir, le guste hablar y desvestir. Interesados dejar una nota en el libro Los buscadores de oro en la biblioteca central». Después de mucho pensarlo se decidió …
Tres y cuarenta y seis pe eme
A las tres y cuarenta y seis pe eme Andrea colgó el teléfono mordiéndose aún el labio inferior. Guillermo colgó y al pasar por donde su secretaria le avisó que salía para el banco porque Londres es caro y ahora con el dólar su hija necesitaba dinero… y bueno, mejor bajar cuanto antes. A las …